Ayudas como las conseguidas por Operon para desarrollar hasta seis test en Aragón, así como las PAIP del Ejecutivo autonómico o las que va a sacar en innovación son indispensables para luchar contra esta y futuras pandemias
España «está pagando ahora el precio de no haber invertido en I+D durante los últimos 20 años. Alemania ha duplicado el número de investigadores porque cualquier proyecto que hacen está financiando al 50%», señala Tomás Toribio, director general de la empresa familiar de test diagnóstico Operon, que aplaude la iniciativa reciente del Gobierno de Aragón de sacar una línea de ayudas para proyectos de I+D+i que ayuden a convertir la Comunidad en un ‘hub farmacéutico’. La convocatoria se publicó el 29 de junio. «Nos están invitando a demostrar interés con proyectos a partir de un millón de euros, que si es Investigación y Desarrollo financiarán al 50% a fondo perdido y si es desarrollo industrial al 25%». Ha tenido que venir la pandemia, reflexiona, para evidenciar que la investigación es primordial.
«La covid-19 ha puesto a prueba el sector salud. Hay que aprovechar todos los recursos disponibles porque la demanda crece y la colaboración público-privada se hace más necesaria que nunca», asegura Javier Ruiz Poza, presidente del clúster de salud Arahealth, desde CEEIARAGON, que integra a 36 socios y 8 colaboradores y supone 3.000 millones en facturación y 5.000 empleos en Aragón. «La pandemia ha supuesto un test de estrés en el ámbito sanitario y se ha visto que hay que mejorar y trabajar en esa triple hélice: empresas, centros de investigación y Administración».
«En España nuestro presupuesto global de I+D es la tercera parte o la mitad de otros países europeos», subraya Toribio. «Me alegra que algo esté cambiando con las importantes ayudas del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) destinadas a luchar contra el coronavirus o las que piensa aportar el Gobierno de Aragón, pero espero que no sean algo puntual sino que se conviertan en permanentes», añade este experto, con varios proyectos en marcha para lanzar a final de año varios test de diagnóstico propios de la covid-19. Un proyecto PAIP –presupuestado en 204.00 euros para el que les han aprobado una ayuda de 60.500– va a permitir a Operon avanzar en Industria 4.0. y, junto a otro ‘partner’, disponer de un lector conectado a la nube que aplicando inteligencia artificial recoja datos sobre los test para que –al ser el coronavirus una patología de declaración obligatoria– de forma automática, si el resultado da positivo, vayan a una base de datos y se tenga un control en tiempo real. «Esta es una de las aplicaciones en nuestro proyecto, así como disponer en 2021 de un sistema robótico para incrementar más nuestra capacidad productiva de estos test», indica el científico de la firma aragonesa.
«El Gobierno tiene que saber que la I+D es una apuesta en el medio y largo plazo para que las empresas empiecen a creérselo y eso requiere de una continuidad en las inversiones» coincide Luis Arenaz, gerente de la ‘start up’ Fenomatch. «No solo hablo de dinero sino de alianzas entre clústeres que permitan a las empresas trabajar de forma conjunta y transversal por un mismo objetivo incluyendo también a las pymes», asegura. «La inversión en I+D tiene que ser sostenida en el tiempo porque si no es tirar el dinero», insiste Arenaz, convencido de que «urge fomentar el ‘ADN’ innovador en las empresas y que aprovechen el talento».
«Estamos viendo que el virus ha venido para quedarse al menos mientras no haya una vacuna. Por eso hay que tomar conciencia de la necesidad de mejorar mucho en inversión, que sea más estructurada y con carácter permanente», recalca Jesús Lázaro, director comercial de Aserhco: «Ahora más que nunca hay que invertir en salud y prevención. La mejor inversión es evitar el tratamiento».
Alberto Nozal, director de proyectos de Arahealth, reconoce que «ante la pandemia y el desabastecimiento de material sanitario, la DGA ha reaccionado considerando la salud un sector estratégico». «La convocatoria de ayudas a tres años que han sacado favorecerá no solo al sector farmacéutico sino a todas las empresas de tecnología médica», señala.
«Las compañías que se unen a Arahealth«, dice Nozal, «entran con el convencimiento de que la I+D+i es imprescindible para su mejora y crecimiento empresarial, pero fuera del clúster, la apuesta no es tan fuerte». Y pone como ejemplo las ayudas PAIP del Ejecutivo autonómico. «Ahora mismo somos el segundo clúster aragonés que más proyectos ha presentado, solo por detrás del CAAR, de automoción», apunta. Se han presentado 8 proyectos (de la mano de Operon, Aserhco, Herbetom, Stasa, Dima, Kineactiv, Fenomatch e Ibernex) por un importe total superior al millón de euros si bien la ayuda obtenida ha sido por 313.800 euros.
«Para mi es importantísimo que haya ayudas PAIP, pero sobre todo incentivar que las empresas menos favorecidas y con menos recursos tengan la posibilidad de poner en marcha esas ideas que a veces no salen a la luz porque no tienen recursos suficientes», afirma por su parte Tomás Prieto, director general de Ibernex. «Hacen falta ayudas sobre todo para pequeñas empresas», apostilla Arenaz, de Fenomatch.
Las ayudas son siempre bienvenidas, admite Poza, máxime cuando «hay un buen caldo de cultivo en Aragón con grandes farmacéuticas, empresas biotecnológicas, centros de investigación, etc». Sin embargo, «aún queda mucho por invertir en hospitalización domiciliaria y gestión de los enfermos crónicos», asegura. «La covid-19 ha puesto el sistema sanitario patas arriba por la excesiva dependencia del sector exterior». Afortunadamente, concluye, ya están produciendo mascarillas empresas como Dima en Calatayud.
ARAHEALTH (clúster de la salud) es uno de los 8 clúster aragoneses que junto con AERA (clúster aeronáutico), ALIA (clúster logístico), TECNARA (clúster de empresas TIC), CAAR (clúster del automóvil), el Clúster de Alimentación, el Clúster de la Energía, y ZINNAE (clúster para el uso eficiente del agua) desarrollan toda su actividad desde el denominado Espacio Clústeres, ubicado en la Nave 6 de CEEIARAGON en Zaragoza. Allí cuentan con algo más de 480 metros cuadrados que se distribuyen en una zona diáfana en la primera planta en la que trabajan actualmente unas 25 personas de los ocho clústeres.