Podían haberse quedado entre las cuatro paredes de su laboratorio, pero cuando eres capaz de mover un robot con el pensamiento ese blanco reducto de batas (blancas también) se queda pequeño. Su historia, como la de muchos otros, comienza en la universidad, en este caso la de Zaragoza. Allí, un grupo de investigación logró llevar a la práctica uno de esos misterios que encierra el cerebro y, así, fueron capaces de teleoperar con el pensamiento un robot y una silla de ruedas.
No podía ser menos y la atención mediática se cernió sobre ellos pero también abrió una nueva senda en el camino de este grupo de científicos que, allá por el 2011, se lanzaron a montar la compañía Bitbrain: «en aquel entonces, no sabíamos nada del mundo de la empresa pero pensamos: si somos capaces de mover un robot con la mente, cómo no vamos a poder llevar una empresa», explica la consejera delegada de Bitbrain, María López. En 2009 habían comenzado a trabajar en la idea de negocio de la mano de CEEIARAGON, y permanecieron instalados en este vivero de empresas innovadoras y tecnológicas hasta el año 2015.
El tiempo les ha dado la razón y está compañía cuenta ahora con una plantilla de 23 trabajadores y facturó dos millones de euros el pasado ejercicio.
Más allá de las cifras, números y cuentas, lo verdaderamente revolucionario de esta historia radica en la tecnología. Y es que esta empresa nacida en CEEIARAGON y especializada en neurotecnología ha logrado desarrollar un sistema capaz de interpretar la información del cerebro y aplicarla en diferentes industrias, diferentes sectores que, de esta forma, operan con unas nuevas reglas del juego.
Su presentación coprotagonizada con Nissan fue la comidilla de la última edición de la feria tecnológica CES, y no es para menos. Ambas empresas presentaron el prototipo de una interfaz cerebral que permite predecir las acciones el conductor. Esta tecnología Brain-to-vehicle cuenta con sensores que miden la actividad eléctrica del cerebro y, a través de algoritmos, interpreta la orden que el usuario quiere dar. El ejemplo más claro: frenar.
«Es muy específico y requiere del entrenamiento de la máquina para que sepa interpretar los impulsos eléctricos en cada persona», explica López que incide en que se trata de tecnología no invasiva. El sistema, por tanto, permitirá interpretar las señales del cerebro del conductor y, de alguna forma, constituye el primer paso para redefinir la interacción de las personas con los vehículos.
También en el campo de la salud
Si parece especialmente llamativo cómo podrían transformar la forma de conducir, López no duda en afirmar que el sector de la salud será el que más se vea impactado por la tecnología de Bitbrain. La compañía ha desarrollado Elevvo, un sistema dirigido a tratar a pacientes con deterioro cognitivo. «A través de los sensores detectamos los ritmos en capacidades cognitivas del paciente y vemos si es capaz de activarlas o no», explica la consejera delegada que también comenta que «de esta forma, el paciente puede ir entrenando y fortalecer cognitivamente determinadas capacidades».
Esta es, a juicio de López, la aplicación más interesante de la neurotecnología que han desarrollado. «En el futuro tendrás capacidades cognitivas a la carta. Te comprarás este dispositivo como un wearable y decidirás qué áreas y que capacidades quieres entrenar y mejorar», analiza la consejera delegada que enumera, entre otras, la memoria de trabajo, la atención sostenida, la velocidad de procesamiento de información en el cerebro, la multitarea o incluso los idiomas.