A punto de echar el cierre a la segunda década de este siglo, gran parte de la sociedad es en mayor o menor medida consciente de la emergencia climática que amenaza el futuro de nuestro planeta. El calentamiento global y el agotamiento de los recursos naturales hacen ya imprescindible adoptar un nuevo sistema de producción y consumo que garantice su sostenibilidad, porque “hemos vivido y consumido como si los recursos fueran infinitos, y nuestro planeta pudiera absorber todo lo que no necesitamos. Pero ahora empezamos a ser conscientes de que no es así”, sostiene Alex Dakov, responsable en España de la ONG Oceanic Global y conferenciante de Thinking Heads. Iniciativas como la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas; el Acuerdo de París, para limitar el aumento de la temperatura global; y los compromisos de la Unión Europea para conseguir una Unión climáticamente neutra para 2050 suponen no solo pasos importantes en ese sentido, sino también nuevas oportunidades laborales en ese proceso de transición hacia una economía más sostenible.
Las estrategias de economía circular, claves
Para muchos, el futuro pasa por sustituir la economía lineal, basada en un consumo cada vez mayor (extraer, producir, consumir y tirar) por otra circular, centrada en la reutilización de los recursos presentes en los residuos; un campo en el que cada vez hay un mayor número de oportunidades laborales. “Apostar estratégicamente por la economía circular significa buscar un componente ambiental, de valorización y reciclaje de residuos y subproductos en nuevos productos y materias primas”, explica Lucía Vázquez, directora ejecutiva del Centro Tecnológico de Investigación Multisectorial (CETIM), en A Coruña. Las posibilidades, apunta Dakov, son infinitas: “Desde las que pasan por la innovación (diseño industrial de nuevos productos, búsqueda de materiales, creación de nuevas materias primas…) a las que pasan por el consumo y el tratamiento de los residuos, con sistemas de recuperación, reciclado y, sobre todo, upcycling, donde se crea un valor mayor a un objeto que el que tuvo en un principio”.
En esa transición hacia un modelo verde, el papel de la ciudadanía es incluso más importante que el de los gobiernos: “Muchas veces creemos que estamos en la base, y que somos la consecuencia de lo que los gobiernos deciden o de lo que empresas producen, pero en realidad somos nosotros los que dirigimos el timón de este barco. Nuestras acciones y decisiones de cada día son las que les fuerzan a tomar una u otra dirección”, sentencia Dakov. “Las empresas producen lo que consumimos. No hay más secreto. Los plásticos de un solo uso se venden porque los compramos”.
Frente a la escasez de recursos y materias primas, se trata de “poner en marcha acciones orientadas a la mejora medioambiental y la sostenibilidad, la prolongación de la vida útil de los productos y los programas de prevención de residuos”, esgrime Álvaro Simón, presidente de la Asociación Nacional de Centros Europeos de Empresa e Innovación (ANCES). Por ello, y dentro del programa Horizonte Europa 2021-2027 de la Unión Europea, se pondrá en marcha un acuerdo verde que pretende focalizar los fondos europeos destinados a las regiones a financiar inversiones en acciones de economía sostenible y generación de energía verde. Aunque la cantidad de empleos que pueda generarse es difícil de predecir, dependerá en de las políticas públicas de apoyo y, sobre todo, “de los agentes económicos privados, que cada vez son más conscientes de la necesidad de incorporar las citadas acciones para la supervivencia del modelo de negocio”, añade.
La economía circular, recuerda Vázquez, es una necesidad transversal que afecta a todos los sectores, desde el agroalimentario al de la automoción, la construcción o el tratamiento de aguas. Y eso hace que se necesiten todo tipo de perfiles técnicos, “en especial, químicos e ingenieros químicos, biotecnólogos, biólogos, ingenieros industriales, electrónicos e informáticos para el desarrollo y operación de tecnologías y procesos de recuperación y revalorización de residuos y subproductos”. El ámbito de la investigación ofrece numerosas posibilidades. Entre 2012 y 2018, el empleo ligado a la economía circular en la UE creció un 5%, hasta alcanzar unos cuatro millones de puestos de trabajo; y en España se pretenden crear, hasta 2030, “120.000 empleos de calidad y estables” en ámbitos relacionados con el reciclaje y la reutilización de materias primas, residuos o agua, entre otros sectores.
Desde el Gobierno de Aragón, de hecho, se impulsó a comienzos de 2020 la estrategia Aragón Circular, como un proyecto transversal que ayuda a impulsar el sector emergente de la economía circular para que se consolide como uno de los sectores estratégicos de nuestra Comunidad Autónoma a través de la colaboración público-privada y la implicación de las empresas, también la de CEEIARAGON.